EL MARAVILLOSO ARTE DE UN GATO


Esta historia le aconteció a un experto en esgrima japonesa, llamado Shoken. En su casa se había presentado un insólito problema, puesto que, una inmensa rata se había introducido en su casa y se paseaba tranquilamente por todas partes e incluso a la luz del día. De modo que, para terminar con aquel problema que se estaba volviendo sumamente desagradable, Shoken cerró todas las puertas de su casa para que su gato tuviera la oportunidad de agarrarla. Sin embargo, la situación no resultó como él esperaba, pues, la rata saltó sobre el gato y le mordió el hocico, lo cual, causó que el gato saliera corriendo despavorido. En vista de lo sucedido, Shoken, decidió reunirse con sus vecinos para comentarles el problema. Así, con la ayuda de ellos, reunió a varios gatos, que eran considerados como los mejores cazadores de ratas del vecindario. Entonces, para facilitar la tarea de los gatos, Shoken, encerró a la rata en una habitación. Enseguida, cada uno de ellos tuvo la oportunidad de cazar a la rata, pero, siempre aconteció lo mismo; la rata les mordió el hocico y finalmente se dieron por vencidos. De modo que, Shoken entró en un estado total de desesperación y procedió a llamar a su sirviente:



-He oído que uno de nuestros vecinos tiene un gato muy especial, que es un excelente cazador de ratas. Anda y tráelo.



Cuando el gato llegó, Shoken quedó bastante decepcionado al verlo, ya que, no daba la impresión de ser sabio ni poderoso y, además, se veía muy viejo. De todas maneras, lo introdujo en la habitación en donde se encontraba la rata. E inmediatamente, ésta se mostró muy asustada y se quedó inmóvil. A continuación, el gato se acercó a la rata, la capturó con su hocico y la sacó fuera de la casa. Y, como resultado de lo anterior, esa misma noche, todos los gatos en cuestión, se reunieron en la casa de Shoken. Todos querían preguntarle al gato viejo acerca de su proeza. De modo que, le ofrecieron el mejor lugar de la habitación para conversar, se ubicaron alrededor de él, y uno de ellos, habló en representación del resto:



-Cada uno de nosotros, nos hemos entrenado muy intensamente, y todos estábamos muy seguros de que podríamos atrapar a la rata con nuestras afiladas uñas. No obstante, debemos reconocer, que fallamos en nuestro cometido, pues en realidad, nos sentíamos vencidos antes de enfrentarnos con ella. Nunca habíamos conocido a un gato tan extraordinario como usted. ¿Cómo pudo cogerla tan fácilmente? Por favor, revélenos su secreto.



El gato viejo sonrió con modestia y dijo lo siguiente:



-La mayoría de ustedes son muy jóvenes, y aunque han entrenado esforzadamente, aún no habían sido expuestos a un enfrentamiento verdadero. Ésa es la razón, por la cual ustedes fallaron en esta oportunidad, pues, tenían al frente a una rata inesperada. Así es que, para comenzar me gustaría escuchar acerca de los métodos de entrenamiento que ustedes han utilizado.



El primero que tomó la palabra, fue un enorme gato negro:



-Yo nací en una familia muy famosa de expertos cazadores de ratas, y por lo mismo,
siempre quise ser un excelente representante de ella. Por ejemplo, yo me entrenaba de la siguiente manera: colgaba cerca del techo, un rectángulo de papel con un orificio en el medio -el que apenas permitía el paso de mi cuerpo-, suspendido a 2 metros de altura y pasaba a través de él sin tocar el papel. Cuando yo era pequeño, mi mayor ambición era convertirme en un notable saltador, y nunca fallé al intentar cazar una rata corriendo por las vigas del techo, o bajo similares circunstancias. Pero hoy, me he encontrado con una rata extraordinariamente fuerte y para mi pesar, he fracasado.



El gato viejo replicó:



-¡Ah!, tú solamente te has entrenado en cómo cazar ratas, y por lo tanto, estás supeditado a apuntar a tu oponente. Antiguamente, nuestro maestro también nos enseñaba las técnicas apropiadas para cazar ratas, pero, estábamos obligados a estudiar los principios fundamentales de este arte. Y, en tu caso personal, en lo que se refiere a tu preparación como cazador, creo que solamente has aprendido una parte y aunque te has esforzado mucho en ese sentido, creo que no ha sido suficiente. En general, hay quienes critican la simplicidad de los métodos del maestro y por ello intentan dominar técnicas más complejas, que se apartan de los principios verdaderos. Espero que consideres este punto de vista, para que puedas entender mejor tus problemas.



A continuación, un gato impresionante, que parecía un tigre, avanzó unos pasos diciendo:



-Creo que es muy importante dominar el espíritu de las artes marciales, y en ello, es donde he puesto más énfasis. De suerte que, mi estrategia ha sido siempre, poner a mi enemigo debajo de mi garra y nunca he fallado al seguir a una rata adondequiera que ésta corriera. Por otra parte, yo era capaz de cazar ratas, mientras corrían por las vigas del techo con gran facilidad y era tan veloz en mis acciones, que no les dejaba ninguna alternativa para escapar. Sin embargo, esta rata tan extraña, no reaccionó en la forma habitual y me venció. Por favor dígame el porqué.



El gato viejo contestó:



- Lo que tú has dominado, no es lo esencial, porque de acuerdo a lo que me has explicado, puedes ser eficiente solamente cuando te sientes superior. Has sido demasiado orgulloso y tu actitud no es digna de admiración. Déjame explicarte lo siguiente: cuando intentamos atacar en forma efectiva, pero, inmediatamente soltamos la presión, lo que, por supuesto, nos puede pasar, es ser avasallados, pues, nuestro enemigo nos puede atacar simultáneamente. Por otra parte, si intentamos atacar protegiéndonos al mismo tiempo, nuestro enemigo podría percibir que estamos inseguros. Y, por lo tanto, podría prepararse anticipadamente para sorprendernos y el resultado podría ser incierto. Incluso, si dentro del enfrentamiento tratamos solamente de defendernos, también podría resultar riesgoso, puesto que, podríamos dejar alguna área vital al descubierto. Entonces, ¿qué podría suceder? ¿Cómo podríamos pensar, que siempre seremos más fuertes que nuestros enemigos? Aunque tú digas que has dominado el espíritu de las artes marciales, ello podría constituir solamente una ilusión. También, podrías pensar equivocadamente, que tu poder es el «vasto y fluyente vigor de Mencius» (Ki = energía consciente). Sin embargo, lo que tú has logrado es absolutamente diferente, aunque parezca similar. Ni siquiera, se podría comparar a la corriente normal de un río con la corriente temporal de un canal. Tú confías en tu fuerza, cuando te sientes victorioso, pero, piensa en lo que te podría pasar si te encontraras a un adversario superior a ti. Al respecto, existe un antiguo proverbio que dice: ¡«Es el coraje de una rata arrinconada»!. Dicha rata, nos atacaría desesperadamente, pues confía solamente en sí misma. No se aferra a su propia vida; más bien, se olvida de todos sus deseos egoístas. Te aseguro, que esa clase de rata no puede ser cazada por ti.
En seguida, un gato pequeño y viejo, de color gris, tomó la palabra:



-Yo también me he entrenado intensamente y he puesto más énfasis en el espíritu. No soy orgulloso y no me gusta pelear, y, además, soy muy amistoso. Mi estrategia es la siguiente: «Si mi enemigo es más fuerte que yo, me someto a él en forma amistosa. Así es que, en teoría, ni siquiera una rata tan fuerte como ésa -suponía yo-, podría ser mi enemiga.» No obstante, en esta oportunidad no sucedió lo que yo esperaba. Fui completamente incapaz de vencer o hacerme amigo de la extraña rata.



El gato viejo replicó:



-Lo que tú denominas como «ser amistoso», no constituye un sentimiento natural. Lo que quiero decir, es que aunque tú desees evitar el ataque de tu enemigo, no podrás evitar que él esté consciente de tus intenciones. Cuando intentas hacer algo deliberadamente, se transforma en algo antinatural. Sin embargo, no considero que lo que tú has aprendido sea completamente inútil. Si tú hubieses sido capaz de descubrir el «vasto y fluyente vigor de Mencius», podrías haber logrado cualquier cosa que desearas. Si tú eres incapaz de lograr el respeto de tu enemigo, él podría encontrar confiadamente el mejor momento para atacarte y, quizás, podría sorprenderte. Espero que no encuentres mi consejo muy difícil de seguir. Hace muchos años, vivía un gato muy especial en nuestro vecindario. Dormía todo el día y, en realidad, parecía una estatua de madera. Nunca nadie lo vio cazar una rata, y adondequiera que él fuera, no se encontraba ninguna rata. Lo mismo sucedía, si el gato era cambiado de lugar. Yo por mi parte, llevado por mi curiosidad, visité al gato para preguntarle que había de verdad en todo lo que se decía de él. Pero, no recibí respuesta alguna. Y, con el ánimo de insistir, le pregunté cuatro veces más y no pude conseguir ni una sola palabra. En realidad, no habría tenido ningún sentido, que él me respondiera, pues, «el que sabe no habla, y el que habla nada sabe», reza el proverbio. El gato en cuestión, se había olvidado de sí mismo, y por lo tanto, se había olvidado de todo lo que le pudiera inquietar. Y yo, me encontraba ante él, sintiéndome absolutamente desorientado.



Shoken -el experto de esgrima japonesa-, había estado escuchando atenta y respetuosamente al gato viejo, y en actitud pensativa dijo lo siguiente:



-Yo he practicado la esgrima japonesa muy intensamente, y aunque he puesto todo mi afán por lograr la maestría, aún siento que mi meta se aleja cada día más. Sin embargo, creo que esta tarde, he logrado entender los fundamentos que tú nos has explicado. Por favor, ¿me podrías hablar más de tu secreto?



-Yo soy solamente un animal que vive de las ratas -dijo el gato viejo-. ¿Qué podría saber yo acerca de los problemas humanos? Pero, ya que insistes, te diré lo siguiente: «La esgrima japonesa no debiera considerar únicamente la victoria. En una emergencia, un Samurai debiera saber como vivir o como morir. Ésa es la lección más importante. Si en realidad deseas resolver tal problema, no debes tener dudas ni prejuicios. Sé calmo y libre, y estarás listo para cualquier tipo de situación. Supongamos que estás peleando con tu enemigo. En tal circunstancia, no puedes sentirte libre. ¿Como podemos enfrentar a nuestro enemigo apropiadamente? En el supuesto caso, de que tú seas el vencedor, quizás, solamente podrías haber logrado una victoria ciega, si es que tu espíritu no ha logrado la forma verdadera. No te aferres a nada. Si te adhieres a algo, no eres libre. Si eres demasiado vigoroso, no serás capaz de detenerte en el momento que sea necesario. Y si no eres suficientemente vigoroso, no estarás bien preparado para pelear. Debes sentir libertad total dentro de ti mismo para poder enfrentar a tu enemigo en cualquier instancia. De tal manera, no habrá enemigo ni yo.»



Después de escuchar aquello, Shoken preguntó:



-¿Qué quiere decir, cuando afirma que no debe haber enemigo ni yo?



El gato viejo contestó:



-Si no hay yo, no habrá enemigo. Si no hay nada en tu camino, no habrá disputa. No debiera haber nada favorable ni desfavorable, solamente así te sentirás libre. Debieras reflexionar más sobre ti mismo. Tu maestro te enseñará e intentará iluminarte; pero, es tu responsabilidad atrapar la verdad. Esto se llama autorrealización, y es una compresión tácita entre maestro y alumno. Incluso, ni los maestros pueden explicarte este tipo de verdades. Y, no me refiero solamente a los maestros Zen, sino también a los hombres virtuosos, a los artistas, etc. Los maestros pueden solamente señalarte las cosas que tú posees y que eres incapaz de verlas por ti mismo. Y, también, te hacen sentir que nada te puede ser regalado. Es fácil escuchar todo lo que te enseñan; pero, es difícil encontrar lo que tienes dentro de ti mismo y dominarlo. Es como si estuvieras despertando de un sueño estúpido. Hoy, has tenido la oportunidad de conocer más acerca de los gatos, y me sentiré muy contento si llegas a comprender, que la esencia de las artes marciales no está en la fuerza, ni tampoco en el arte, sino que está profundamente oculto dentro de uno mismo.



Notas del Texto



Mencius fue un filósofo chino que vivió en los años 372 a 289 AC y fue el principal exponente del Confucianismo. Nació en lo que es hoy día la provincia de Shantung y vivió durante el período de la guerra de los estados (403 al 222 AC), cuando una fuerte competencia de los distintos estados los hizo pelear para lograr la hegemonía de China. Viajando de un estado a otro, Mencius invirtió 40 años tratando de persuadir a los reyes contendientes para que fueran correctos en las reglas, por sobre la confianza que tenían en las conquistas militares. Sin embargo, al quedar decepcionado con este esfuerzo, dedicó los restantes 20 años de su vida a la enseñanza.
La base de la doctrina de Mencius, era la bondad original de la naturaleza humana, la cual era un regalo de los dioses y era poseída por todos. Mencius argüía que cada persona tenía cuatro sentimientos que le eran innatos: conmiseración; vergüenza; aversión; respeto y reverencia por el bien y el mal. Estos cuatro sentimientos pueden ser desarrollados en las cuatro virtudes morales: benevolencia, rectitud, corrección y sabiduría.
Después de su muerte, sus enseñanzas fueron compiladas en el libro de Mencius, un clásico del Confucianismo, que tuvo una gran influencia en la filosofía China.



El autor de esta breve historia fue Ito-Tenzen-Todanari. Él era el hijo mayor de Ono-Jiroemon-Todaaki, creador de la escuela Ono de esgrima japonesa. Jiroemon, era el discípulo más avanzado de Ito-Ittosai. Jiroemon tuvo que luchar contra su rival Ono-Zenki, y después de resultar vencedor, fue recomendado para ser el sucesor de Ittosai, su profesor, y llegó a ser considerado como Ittosai segundo.



Esta historia fue traducida del idioma inglés, por el Sensei Roberto Fernández de la Reguera S., quien le hizo las adaptaciones necesarias para la lengua castellana, de modo que, se pudiera leer más fácilmente. La versión original había sido escrita en japonés y luego fue traducida al inglés muy deficientemente. Es una fábula, que habla de la esencia de las artes marciales y que sin la menor duda, ayudará a todos los estudiosos de ellas para entender mejor la profunda filosofía que transmiten.