UN SANCHIN EN LA CORDILLERA DE LOS ANDES






ARBE
Una experiencia interior compartida.
Febrero del 2007
(En alguna parte del planeta Tierra)



… Amanece en las montañas de la cordillera de los Andes… Hace frío y una espesa neblina deja ver tímidamente los primeros rayos del sol matutino, seguramente será un buen día…
A lo lejos los pinos reflejan la quietud y permanencias de la tierra, hermosos, añosos y majestuosos se elevan al cielo buscando el alimento que les llega desde el sol… 

… Cuando dejo mis zapatos a un lado y saludo al lugar en donde realizare mi acostumbrado Kata Sanchin matutino, siento la hierba mojada por el roció de la noche pero bajo la hierba de la montaña se siente el calor del planeta… Como el calor de un ser que duerme, respira y contempla… 

Arriba en el cielo aún se observan algunas estrellas… 

Junto a los primeros rayos del sol hago mi reverencia formal, inspiro profundamente y exhalo desde el bajo vientre llevando toda mi energía a centrarme con la tierra… 

Enraizado como los gigantes pinos silenciosos y mojado por la bruma, descalzo realizo los primeros movimientos de brazos, extiendo la columna, recojo la barbilla, entro los codos y exhalo con fuerza… 

Me dejo entonces absorber por la maravilla de la vida entera que siento brotar en ese instante sin parar y con una fuerza increíblemente inmensurable por cada poro del planeta y por cada célula de la naturaleza y de nuestro cuerpo… 

Soy apenas un humano que en ese instante, perdido en la inmensidad de un lugar alejado de todo, en medio de la naturaleza, junto al amanecer respira y se centra para volver de alguna manera a despertar como un hijo más de la madre tierra y del universo… 

Volver a ser ese Ser humano que es "despertado" una y otra vez, cada mañana por el Kata Sanchin… 

Volver a Ser, a renacer, a despertarse cada mañana de un sueño mas bien ancestral, volver a reconocerse a si mismo, respirando, moviéndose sobre la hierba húmeda, el tibio planeta y la soledad del bosque… 

Y así, semi desnudo, descalzo, como nuestros ancestros prehistóricos, rujo como un león, como un humano convertido por un instante en un guerrero. 

Es el regalo del Sanchin… 

Un guerrero que lucha por estar aquí y vivir… 

…Estar aquí y vivir, ya no como un ser domesticado y desconectado; hipnotizado por la parafernalia del mundo fenoménico, si no como un ser humano libre que frente a la in permanencia de la vida se pone de pie para luchar y sencillamente estar vivo… 

Y esto es finalmente todo… 

Algo tan sencillo y a la vez total… Formidable, increíble… 

Volver a estar vivo, 

El regalo del Sanchin…